Murió Carlos Calvo a los 67 años

 


Murió Carlos Andrés Calvo, a los 67 años.

Carlos Calvo, un artista en constante crecimiento

El actor llevaba más de una década inactivo y en los últimos años dependía de la asistencia de personal especializado durante las 24 horas para poder movilizarse y atender sus necesidades básicas. Pero ese alejamiento forzoso de la vida pública y artística no le impidió seguir recibiendo el silencioso reconocimiento del mismo público que en su momento lo consagró como uno de los actores más populares de la Argentina. Calvo fue un precoz galán y un intérprete intuitivo que siempre intentó probarse en facetas alejadas de las fórmulas más exitosas de su carrera, pero terminó atrapado por ellas, muchas veces a regañadientes. 


Antes de enfrentar el trance más doloroso de su vida, había superado la barrera de los 50 años con un triunfo. Se convenció de que finalmente logró derrotar a su más encarnizado rival, al que le costaba vencer porque llegó a formar parte de su propio ser como una sombra y un fantasma del que no se podía despegar. Calvo, por fin, sentía que había dejado de ser Carlín, ese amigo de todos idealizado a través del televisor. Sintió que le había ganado luego de una dura y larga batalla, pero en la pelea había dejado jirones de su salud y ya no podía acometer con las mismas fuerzas el nuevo escenario que veía abrirse ante sus ojos. Justo cuando empezaba a disfrutar de ese triunfo liberador le llegó a Calvo el momento de afrontar el trance más doloroso de su vida. Le sobraba entereza para enfrentar el desafío de un nuevo tiempo, pero dos ataques cerebrovasculares resultaron letales para un organismo debilitado. Aquella victoria pasó a ser definitiva derrota.

Mucho antes de la caída, el público argentino había elegido a Calvo como uno de sus favoritos. Las mujeres suspiraban frente a su irresistible estampa de galán, los hombres envidiaban sus recursos infalibles de seductor y hasta los más exigentes le reconocían inquietudes que lo destacaban con peso propio en la comparación con otras figuras de sus mismas características: los primeros pasos en el teatro más experimental, la férrea voluntad para encarar más de un proyecto rodeado de riesgos, el timing indiscutido para la comedia. En ese género se concentran los logros máximos de su trayectoria, casi siempre rodeada del calor de un sincero reconocimiento masivo que lo llevó a ser uno de los máximos ídolos del espectáculo local a comienzos de la década del 90.

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