El cura Raúl Anatolly Sidders, trasladado hace pocos meses a Misiones para desempeñarse como secretario del nuevo obispo de Puerto Iguazú y a la espera de ser nombrado como capellán del Escuadrón XIII de Gendarmería Nacional Argentina (GNA) en la misma localidad, fue denunciado formalmente ayer ante la Justicia por delitos contra la integridad sexual en perjuicio de una ex alumna de un colegio platense en la cual el acusado cumplió funciones durante dos décadas.
La presentación judicial se da luego de una serie de denuncias públicas que venían reflejándose desde hace un largo tiempo en redes sociales y medios de comunicación, donde ex alumnas y alumnos del colegio San Vicente de Paul de La Plata, Buenos Aires, entre otras víctimas, referían los abusos padecidos por el hombre.
En medio de las acusaciones, Sidders, que ya arrastra un historial polémico y con denuncias ante el Inadi por comentarios discriminatorios hacia mujeres, homosexuales y personas de bajos recursos, llegó a Misiones en mayo para cumplir funciones como secretario del recientemente designado obispo de Puerto Iguazú, Nicolás Baisi.
Su arribo a la provincia generó, en principio dudas, pero luego indignación y también temor, dado que puede continuar en contacto con niñas y niños. La situación derivó en movilizaciones, reclamos y pedidos de explicaciones por parte de la sociedad, aunque la respuesta fue esperar el avance de la investigación interna en el ámbito eclesiástico.
Todo ello podría encontrar en este jueves un día clave para el futuro tanto del cura como de su situación en la provincia, dado que en horas de la mañana una joven, de 27 años actualmente, presentó ante la Justicia platense una denuncia formal en contra de Sidders por hechos de abuso sexual perpetrados cuando ella era alumna del colegio San Vicente de Paul y el acusado se desempeñaba como sacerdote y confesor.
La presentación fue radicada ante el Juzgado de Garantías Dos de La Plata, a cargo del magistrado Eduardo Luis Silva Pelossi, en tanto que en la causa iniciada intervendrá la UFI 11, cuyo titular es el fiscal Álvaro Garganta. La representante legal de la víctima, por su parte, es la letrada Pía Garralda.
La denuncia
De acuerdo a lo que pudo recabar El Territorio, los hechos denunciados se habrían registrado entre 2004 y 2007, cuando la víctima cursaba los estudios primarios y secundarios en la mencionada institución platense, donde se cree que Sidders aprovechaba su condición de guía espiritual para acosar, abusar y violentar a menores.
En la denuncia radicada en la víspera, la víctima brindó un pormenorizado relato de los hechos padecidos a manos de Sidders y aseguró que la situación se extendió hasta que pudo cambiarse de colegio.
La joven señaló que durante las confesiones el cura apuntado le preguntaba sobre cuestiones vinculadas a relaciones sexuales, masturbaciones, sexo oral y hasta en ocasiones le hacía palpar sus erecciones por debajo de la sotana.
“Se denunciaron situaciones de acoso y abuso en el marco de las confesiones que realizaba con esta alumna denunciante. Situaciones de abuso en el recreo de la escuela, que le hacía calentar las manos en el invierno apoyándolas sobre su pene. En las confesiones le enseñaba a practicar sexo oral con sus manos, es decir, le mostraba cómo debía hacerlo. Le hacía preguntas sobre su sexualidad y le indicaba que tenía que tener relaciones sexuales sin protección porque la única finalidad es la procreación. Una serie de situaciones de violencia que algunas constituyen abuso sexual, otras acoso y otras abuso de poder, tengamos en cuenta que es un guía espiritual”, precisó la letrada Garralda, en diálogo con este matutino.
Justamente, en un fragmento de su denuncia la joven relató que: “En séptimo grado, recuerdo que era invierno, en los recreos adelante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías y me hacía sentir su erección. Esto ocurrió cuatro o cinco veces”.
Como consecuencia de todo esto, la joven contó que en determinado momento comenzó a ausentarse del colegio, hasta que a los 14 años fue retirada de la institución pero en ninguna otra escuela fue tomada y debió continuar sus estudios en una escuela agropecuaria de la zona.
La causa se tramita como “abuso sexual agravado contra una menor de edad aprovechando su situación de guía espiritual como sacerdote y docente del colegio”.
Las fuentes consultadas aseguran que esta denuncia no sería aislada, sino que, al contrario, confían que sea la primera de muchas que podrían continuar recibiéndose a partir de ahora.
“Tenemos conocimiento de otras situaciones similares que estamos trabajando para poder presentarlas en la Justicia, pero estamos esperando el tiempo de las víctimas, porque bueno, presentar estos casos en la Justicia es revictimizante y queremos hacerlo con los mayores recaudos posibles”, agregó Garralda.
Más acusaciones
Algunos otros testimonios en contra de Sidders fueron expuestos en las redes sociales y recogidos luego por Prensa Obrera.
De esos relatos se desprende nuevamente el uso de las confesiones como instancia utilizada para sus abusos, como así también otras prácticas relacionadas al uso autoritario de la currícula educativa y la prohibición de temas como el 24 de marzo y el 12 de octubre por considerarlos temas “subersivos”.
“Cuando yo tenía 16 más o menos, el control del cura sobre la escuela era casi total. No teníamos a quién recurrir, todos le tenían miedo. Para esa época decretó que era obligatorio confesarse a solas con él” o “el cura Sidders, del San Vicente de Paul, me atormentó toda la secundaria porque sabía que era gay”, fueron algunos de los tantos comentarios que invadieron las redes sociales hace unas semanas.
Pero eso no es todo. En su polémico historial también registra una denuncia ante el Inadi a raíz de dichos misóginos y violentos que fueron emitidos en su programa de televisión en el canal platense Ave María Purísima.
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