Si no se puede controlar la pandemia, mucho menos el corazón de una joven salteña. Quizás la historia que vamos a conocer sea la más cursi e inocente de la cuarentena. Una repatriada que llegó a la provincia para cumplir con la cuarentena obligatoria no pudo dominar sus sentimientos cuando observó al policía que le tomó los datos en el ex peaje AUNOR. No solo está enamorada, sino que lo busca por todos lados.
El hotel en donde está alojada es la prisión que la retiene de salir a buscar al agente policial. El encierro la llevó a intentar ubicarlo en las distintas redes sociales. Será tan grande el sentimiento y la inconsciencia de querer volver a verlo que cuando lo miró por primera vez se quedó obnubilado en su mirada y no recuerda el nombre con el que se presentó. "Lo único que me acuerdo es el color de sus ojos", exclamó la joven
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