Tesoro de cuarentena: Un médico encontró la carta que le escribió a su abuelo hace 24 años




Millones de personas en el mundo ordenaron sus placares, sus cajones, sus cajas, y se toparon con recuerdos familiares con los que resignificaron las consecuencias de la pandemia de coronavirus.

Por Adriana Sandro*
¿Por qué será que la cuarentena remueve nuestros afectos, recuerdos, sensaciones de la niñez? ¿Es acaso un reencuentro con nosotros mismos? ¿Quién no se ha ocupado durante estos 55 días de aislamiento de ordenar placares, armarios o estantes?
Estamos movilizados emocionalmente y hay lazos que atesoramos tanto que nos llenan de amor y lindos recuerdos... O no tan buenos. Pero aun así nos siguen acompañando en este momento donde la reflexión es nuestra aliada.
“Abuelo sos mi mejor amigo”. Tesoros de cuarentena. El que ordena y busca. Encuentra.
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Mucho se habla del vínculo entre abuelos y nietos. Los abuelos son un puente entre padres e hijos, ofrecen un amor incondicional lejos de las responsabilidades derivadas de educar, brindan amor y son un sostén.
¿Qué significan los abuelos para los nietos? Martín, un médico de 40 años, se topó con un tesoro mientras ordenaba sus cajones: una carta que le escribió a su abuelo Juan José hace 24 años en la que desde su adolescencia le expresaba su agradecimiento por tanto afecto y cuidados.
En esas líneas Martín deja entrever que su abuelo era muy compinche, que lo cubría en sus travesuras infantiles y adolescentes. Martín rescata en su carta que su abuelo siempre lo cuidó. En homenaje a su abuelo, su hijo de 1 año se llama Simón José.
En medio de su actividad profesional, esencial especialmente por la pandemia mundial de Covid-19, su poderosa carta lo abstrajo de su labor diaria por unos instantes: Martín recordó que la escribió porque en ese momento presentía que su abuelo ya pronto no estaría más en su vida, aunque lo acompañaría para siempre. Y así fue. Su abuelo ya no está, el tesoro de papel está desgastado, pero los sentimientos de Martín siguen intactos. Juan José, su abuelo, fue su mejor amigo. Y hoy lo acompaña en su vocación por salvar vidas.

Las cartas, las fotos, los videos, todo ello nos puede llevar al pasado en un abrir y cerrar de ojos. Sin necesidad de salir de casa. Los recuerdos se hacen más ávidos que nunca cuando son motores de vida, en medio de una cotidianidad que se torna incierta. Todo está en nuestra memoria, ferviente servidora de nuestro corazón.

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