El vehículo gigante que está enterrado en algún lugar de la Antártida



La última vez que vieron esta enorme nave fue en una expedición realizada en 1958, desde entonces, su ubicación es un completo misterio.

Un misterio recorrió las redes sociales esta semana. Se trata de la historia del vehículo gigante llamado Antarctic Snow Cruiser.
Esta máquina fue creada por el científico norteamericano Thomas C. Poulter, para realizar estudios en la antártida. Sin embargo, no obtuvo el resultado esperado.
Este gigante mecánico tenía 17 metros de largo, 5 de alto y 6 de ancho. Tenía un peso de 34 toneladas y contaba con ruedas de tres metros de diámetro. A pesar de que muchos pensaban que era “indestructible”, el Snow Cruiser tuvo cientos de incidentes y problemas mecánicos que terminaron con su abandono.
La última vez que vieron esta enorme nave fue en una expedición realizada en 1958, desde entonces, su ubicación es un completo misterio.
El gobierno de Estados Unidos decidió financiar una expedición conjunta y fue cuando Thomas Poulter ideó el vehículo de transporte antártico ideal: El Antarctic Snow Cruiser.
El vehículo tenía que disponer de una autonomía de entre 6.500 y 9.500 kilómetros y ser capaz de atravesar grietas en el hielo de hasta 4,6 de ancho. Además, debía tener un gran espacio en su interior para transportar medios de observación aérea, un pequeño avión cargado en el techo y la capacidad para viajar durante 24 horas continuas a no menos de 8 km/h.
Cuando los planos estaban listos, la empresa Pullman Company fue la encargada de construirlo. En su interior, el vehículo podía albergar a una tripulación de hasta 6 miembros, tenía pequeños habitáculos para descansar, espacio para comer y hacer experimentos científicos y hasta para guardar todas las provisiones para un año, además de dos ruedas de repuesto y dos motores diésel, otros dos eléctricos, y dos bombas hidráulicas.
A principios de enero de 1940, finalmente lograron llegar a su destino: La Bahía de Ballenas, en la Antártida. Sin embargo, la nieve evitó que pudieran seguir adelante, ya que estaba muy suave y esto provocaba que, al intentar avanzar, el vehículo se hundiera cada vez más.
El sueño terminó a principios de 1941 cuando la falta de fondos canceló la misión y, con esto, se abandonó la nave en medio de la Antártica. Nada se supo de ella hasta 1958 cuando otra expedición dio con su paradero.
Han pasado 62 años desde entonces y ahora su ubicación es un completo misterio. Muchos dicen que la Unión Soviética pudo habérselo llevado. Otros tienen la teoría de que se hundió en el océano o que está enterrado a muchos metros bajo nieve.

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