Perimetral: le colocaron tobillera a Tablado para que no se acerque a su ex y sus hijas.

Al recuperar la libertada luego de casi 24 años, tras matar a su novia de 113 puñaladas, la Justicia le notificó que tiene una restricción perimetral por el potencial peligro que puede representar para su ex mujer y para sus hijas de 11 años mellizas.

Fabián Gerardo Tablado, el femicida que en 1996 mató de 113 puñaladas a su novia y el viernes último recuperó la libertad tras cumplir su pena, tiene colocada una tobillera electrónica con la que se lo controla 24 horas para que cumpla la orden de restricción perimetral que le prohíbe acercarse a menos de 300 metros de su ex mujer y sus hijas mellizas, informaron hoy fuentes judiciales.
La orden del colocarle el dispositivo fue dictada por la jueza de Familia 2 de Tigre, Silvia Sendra, la misma magistrada que antes de que recuperara el viernes su libertad de la Unidad 21 de Campana, le notificó a Tablado que tenía una perimetral por el potencial peligro que podía representar para su ex mujer, la docente Roxana Villarejo -con quien se casó en al cárcel en 2007, luego se separó y amenazó de muerte-, y para sus hijas de 11 años mellizas.
Tablado asesinó de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló en Tigre en 1996 y pasó 23 años, 9 meses y un día encarcelado.
Al recuperar su libertad, al salir de la cárcel de Campana, le pidió perdón a la familia de la víctima y a "todas las mujeres" y dijo que no pasa un sólo día sin sentir "remordimiento y culpa" por lo que hizo.
Cuando le preguntaron por qué asesinó a su novia, contestó: "Siempre me lo pregunto. No encuentro respuesta. No sé qué decir".
"No solamente me arruiné la vida, sino que arruiné la vida de Carolina y arruiné la vida de la familia de Carolina", añadió.
Dijo ser "muy conciente" de lo que provocó y, cuando le preguntaron si ya había "pagado" por lo que hizo, respondió: "Nunca voy a haber pagado en mi interior, en mi conciencia".
También le dedicó una palabras a Edgardo Aló, el padre de Carolina: "Le pido perdón, no me va a perdonar, pero por lo menos yo me siento un poco más aliviado pidiéndole perdón".
Cuando le consultaron si quería contactarlo, dijo "no va a querer", y respecto a la perimetral que el padre de su ex novia solicitó ante la Justicia para que él no pueda acercarse a la familia, dijo: "Es legal".
Reconoció que será "difícil" reinsertarse a la sociedad, que sabe que los escraches "son parte de la condena social".
Tablado afirmó que es "conciente" que evitó una prisión perpetua porque en su época no existía la figura del femicidio, pero agregó: "Yo fui juzgado con las leyes del año que caí preso, en 1996".
También dijo que la relación con los presos fue "buena", aunque recalcó que "los casos de femicidio son muy discriminados en las cárceles".
El ahora ex convicto -que entró a la cárcel cuando tenía 20 años y ayer cumplió 44-, dijo que sus hijas mellizas de 11 años son su "vida", que las "ama" y que hará lo posible para revincularse con las niñas, pese a que la Justicia de Familia de Tigre le dictó una medida de restricción perimetral.
Sobre su futuro, dijo: "Recupero la libertad, es una nueva etapa de mi vida", y luego anunció que intentará retomar la carrera de "derecho" que inició en la cárcel, no quiso decir dónde irá a vivir pero sí confirmó que trabajará con su padre, Miguel Ángel Tablado, quien tiene una carpintería y fábrica de muebles en Tigre.
El asesinato
El crimen de Aló ocurrió el 27 de mayo de 1996 en la casa de la familia Tablado, en la calle Albarellos 348 de la localidad de Tigre.
Hasta allí la pareja fue a la salida de la Escuela N°1 Marcos Sastre de Tigre, colegio al que asistían en el turno nocturno, tuvieron relaciones sexuales y comenzó una discusión por celos que culminó en el homicidio.
Tablado persiguió a Carolina por varios ambientes de la casa -escaleras, cocina y garaje- y la mató de 113 puñaladas aplicadas con cuatro armas blancas halladas en la escena: una cuchilla de cocina, dos cuchillos de mesa Tramontina y un formón de carpintería.
El homicida escapó, le confesó lo sucedido a un amigo y se fue a esconder debajo del puente de la calle Tedín, a unas 20 cuadras del lugar del crimen, donde unas horas más tarde la policía lo detuvo.
En el juicio, querella y fiscalía lo acusaron por homicidio agravado por alevosía para lograr una perpetua y la defensa pretendía que se lo declare "inimputable", pero finalmente, en un fallo dividido, la Sala III de la Cámara Penal de San Isidro condenó a Tablado a 24 años por homicidio simple.



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