Falleció Amadeo Carrizo



A los 93 años, falleció uno de los arqueros más emblemáticos del fútbol la racha.
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Carlos Bianchi recuerda el gol a Amadeo Carrizo
Cuando Franco Armani batió su récord de imbatibilidad en River el 18 de agosto de 2018 (con 800 minutos sin goles en contra), Carrizo reaccionó con comicidad: “Yo ya inventé todo, no puede haber mejores. Ya está todo inventado en el puesto de arquero. Cada uno tiene su racha y después por ahí se le termina también pero ojalá no se le termine por mucho tiempo y que sea favorable para River. Realmente lo felicito. Me alegro mucho por él y por el club”.
Su último partido en River fue el 22 de diciembre de 1968 cuando ingresó a los 20 minutos del segundo tiempo por Alfredo Gironacci, lesionado. Ese día, ante Vélez, River perdió las chances de ser campeón tras una polémica mano del defensor Luis Gallo que el árbitro Guillermo Nimo no vio. Ese penal acaso habría consagrado campeón a River tras 11 años sin conseguirlo. Pocos días después, fue convocado por el presidente, escribano Julian William Kent, en las antiguas oficinas del club en Suipacha, entre Tucumán y Lavalle. Kent venía con una noticia inesperada: River le daba el pase libre y le ofrecía un partido despedida. Muchos socios, enojados, rompieron su carnet y hasta llegaron a ofrecerle que la despedida fuera en cancha de Boca, pero Carrizo prefirió dilatar la decisión.
En 1969 jugó dos partidos únicos con equipos peruanos. Uno con Alianza Lima ante el Dínamo de Moscú de Lev Yashin, y otro con Universitario de Deportes ante el Corinthians.
Se retiró en 1970 en los Millonarios de Bogotá que años después, el 16 de diciembre de 2004, le organizó un partido homenaje en el que jugó contra River por la Copa “Amadeo Carrizo” y desde el 17 de agosto de 2008, el sector bajo de la platea General Belgrano del Monumental lleva su nombre. También recibió un homenaje en este estadio el 13 de abril de 2014, cuando minutos antes del River-Rafaela, salió a la cancha vestido de arquero junto a otros jóvenes vestidos como él.
Uno de los homenajes que le rindió River a Amadeo Carrizo (River Plate)
Uno de los homenajes que le rindió River a Amadeo Carrizo (River Plate)
La Federación Internacional de Historiadores del Fútbol (FFHS) lo eligió como el mejor arquero sudamericano del siglo XX y fue presidente honorario de River.
Vivió sus últimos años en Villa Devoto y siempre sostuvo que el secreto para superar los 90 años de vida era el vino tinto. “Tengo problemitas en las piernas pero no puedo pedir más a esta edad. Ya estoy grande. Igual, ya me elegí el cajón. Es de color verde, como Quinquela Martín, que se pintó su propio cajón de verde”, bromeaba. “El problema es el alma ¡el alma-naque!”, decía.
En 2011, un proyecto de ley del Senado quería instaurar el “Día del Arquero” en su homenaje, pero no prosperó, y contrariamente a lo que se piensa, eso alegró a Carrizo, que no quería quedar pegado a esa efeméride.
Cuando se le consultaba en estos años por la actualidad de los arqueros, solía ser muy crítico. “Muchos hoy juegan al bowling. Usan mucho darle la pelota al marcador de punta que está libre sin iniciar ningún peligro hacia el arco contrario y trae peligro al propio. Es una costumbre que no me agrada y ya vi muchos goles así. No lo veo provechoso”.
En cambio, recomendaba para un arquero “saberle pegar tres dedos, de costado, y que la pelota viaje 80 metros a la cabeza de un compañero. De esta forma, no hay peligro de gol en el arco propio. Un buen saque de arco pasa por arriba de 10 o 12 jugadores. Con Ermindo Onega, Luis Cubilla o Juan Carlos Lallana hicimos muchos goles de saque de arco. Eso es lo que interesa”.
“Cambió todo, hasta la pelota. En la época de Bernabé Ferreyra se jugaba con una número cuatro, pero lo único que no cambió fue la medida del arco. Siempre midió 7,32 por 2,44 metros. Allí el guardavallas tiene su responsabilidad. Probablemente, la mayor de todas. Lo que nunca entendí es el por qué de esas medidas tan extrañas. ¿Por qué no hicieron medidas redondas?”, decía entre carcajadas.
Carrizo la tenía clara: “El Mono Navarro Montoya era un fenómeno. De gran juego y anticipo. Un arquero moderno que no vivía debajo del travesaño. Otros que me gustaban eran Angel David Comizzo y Nery Pumpido porque sabían anticipar el juego”.
¿Y Hugo Orlando Gatti? Ese nombre siempre le hizo fruncir el ceño a Carrizo. Fueron compañeros en River entre 1964 y 1968 y el “Loco” dice haber aprendido mucho de su “maestro” pero que luego “el alumno superó al maestro”. Carrizo nunca quiso continuar la polémica y efectivamente, Gatti se retiró en Boca a los 44 años y se caracterizó por salir aún más afuera de su arco. “Sería un necio si no dijera que aprendí cosas de Amadeo, pero Amadeo también aprendió cosas de mí aunque no lo dice”, suele decir.
Carrizo llegó a admitir que la reciente final de la Copa Libertadores que River le ganó a Boca fue “la emoción más grande de mi vida” y que “Boca es un grande y hay que reconocerlo. Se ganó categóricamente bien, no se ganó de casualidad”. Y cuando le preguntaron cómo le pudo haber ido en un mano a mano con Lionel Messi tras haber enfrentado a Di Stéfano o Pelé, aceptó que “habría sido complicado por su habilidad y agilidad mental y física que tiene. Con él, no hay arquero que se resista”.
Carrizo se dio el lujo de actuar en la película ‘Cinco grandes y una chica’, dirigida en 1950 por Augusto César Vatteone, y le dedicaron dos tangos, ‘Tarzán Carrizo’ de Leopoldo Díaz Vélez, con la orquesta de Armando Pontier y cantado por Alberto Podestá, y ‘El gran Amadeo’ de Eduardo Luis Ciancio y música de Pedro Bustos.
“No creo que me recuerden dentro de un siglo pero sería grato que dentro del club, alguien pueda contarle a los hinchas quién fui yo, que sepan que fui un arquero a la medida de River”, era la módica pretensión de Carrizo, para el futuro, como si fuera fácil olvidarlo.

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