Homicidios a sangre fría a plena luz del día. Víctimas acribilladas a la vista de testigos que, para que no declaren, después son asesinados. Todos crímenes vinculados al bajo mundo del narcotráfico a tan solo 25 cuadras de la Casa Rosada y en uno de los principales accesos a la ciudad de Buenos Aires, el barrio de Retiro. En la villa 31, a pocos metros de los poderosos tribunales de Comodoro Py, estalló una guerra por el territorio. La disputa de la zona, a fuerza de balas y miedo, se habría cobrado la vida de al menos seis personas entre el 20 de noviembre pasado y las últimas horas.
"Estos homicidios no son casualidad. Es una señal de alerta mayor. Hay una disputa por el territorio. Nosotros, a fines del año pasado, le reclamamos a la Justicia Federal que hiciera 26 allanamientos vinculados al negocio narco. Necesitamos una respuesta de parte de los funcionarios judiciales y que arbitren las medidas para terminar con esta guerra", afirmó una fuente del Ministerio de Justicia y seguridad porteño.
La hipótesis, según informaron fuentes judiciales, es que los homicidios se da en medio de un enfrentamiento entre dos bandas narco que, históricamente, operan en la villa 31. De un lado, estaría la organización que en su momento estuvo liderada por César Morán de la Cruz, un ciudadano peruano conocido como el loco César, y del otro, el grupo criminal bautizado como Los Sampedranos, integrada por ciudadanos paraguayos de la ciudad de San Pedro, del vecino país, agregaron los informantes consultados.
La fiscal criminal y correccional porteña Marcela Sánchez estuvo de turno entre el 11 y el 20 del mes pasado. En ese lapso de tiempo ocurrieron dos homicidios que ahora está investigando con la colaboración de detectives de la División Homicidios de la Policía Federal.
El primer asesinato que investiga la fiscal Sánchez ocurrió el 15 de este mes a las 16. La víctima fue identificada por fuentes judiciales como Kevin Granados Ayala, un joven peruano de 24 años Fue acribillado en la denominada Plaza de los Lápices. Su cuerpo tenía siete orificios de bala.
Cuatro días después, a las 0.20, fue asesinado Lucas Báez, un hombre oriundo de Chaco de 34 años. Esta víctima habría sido testigo del homicidio de Granados Ayala y lo habrían matado para que no contara lo que vio, especularon fuentes judiciales.
"Todavía no está acreditado en el expediente, pero por información que obtuvo la policía, el homicidio de Granados Ayala estaría vinculado con una disputa narco entre dos bandas que históricamente pelean por el territorio", afirmó una fuente de la investigación.-
No es la primera vez que la villa 31 es sacudida por una serie de homicidios vinculados a una guerra narco por el territorio. Entre el 26 de diciembre de 2015 y el 20 de enero de 2016 hubo cinco asesinatos que tuvieron relación con el negocio ilegal de las drogas. El raid criminal había comenzado cuando fue hallado un cuerpo atado de pies y manos con alambre. El cadáver estaba dentro de un contenedor de basura detrás de la terminal de ómnibus.
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