En Argentina la principal causa de muerte no natural son los accidentes de tránsito. Por esta razón, en el estudio Laurens Abogados las consultas sobre siniestros viales llegan desde todo el país de modo constante durante todo el año. De toda la población, los más expuestos en cuanto a riesgo de vida son los conductores de motocicletas. En todos los estudios que se realizan, y de todas las estadísticas que presentan las organizaciones no gubernamentales que trabajan la temática, se obtienen las mismas conclusiones:
Las muertes al volante en moto, o como acompañante, encabezan todos los rankings. Si bien es muy difícil revertir esta tendencia por las condiciones y características de estos vehículos, hay un factor que es fundamental. Se tata del uso del casco reglamentario, el cual podría cambiar de forma significativa la situación de riesgo de los y las motociclistas en todo el territorio nacional.
Si bien en Argentina el uso de protección en cabeza es obligatorio, hay una gran resistencia por parte de conductores y de acompañantes. Ya sea por negligencia o por rebeldía, las y los conductores de todas las edades violan esta regla y la cantidad de multas e infracciones son altísimas. Hay dos datos que surgen de un estudio del Observatorio de Seguridad Vial que resultan muy relevantes de cara a la importancia de este artículo accesorio:
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El 72% de las lesiones que sufren los conductores de motos serían menores si tuviese puesto el casco al momento del episodio
· El 81% de las víctimas fatales hubiesen podido sobrevivir si portasen casco al momento del choque
Como dice el dicho popular, si se puede evitar no es un accidente. En este caso, la recolección de información cuantitativa deriva a conclusiones más que elocuentes en relación a la importancia y la necesidad de implementar más y mejores políticas públicas de prevención. Pero hay información aún más preocupante que tiene que ver con el traslado de niños y niñas en motocicleta. Según el Comité de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría muchos padres minimizan el peligro durante el trasporte de sus hijos en vehículos de dos ruedas (Aplica también a bicicletas). El motivo de esta impericia es una suerte de respaldo en cuanto a sus propias habilidades de manejo. También hay un consentimiento irresponsable para los paseos en este tipo de vehículos porque los niños así lo reclaman, incluso a expensas de no contar con las medidas de seguridad apropiadas.
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