“Te hago la paja por plata”: los chats con los que el personal trainer acosaba a un niño de 11 años

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El padrastro se hizo pasar por el menor, pactó un encuentro y logró que la policía lo detuviera en la puerta del domicilio.
¿Mamá, puedo poner el Instagram en tu teléfono y chatear desde ahí?”. Era la tarde del jueves pasado y T., un nene de solo 11 años, quería usar el celular de Verónica, su madre, para entrar a la popular red social, ya que el suyo se había roto. El chico usó el teléfono y luego de un rato se fue a jugar. Quizás sin darse cuenta, dejó la aplicación abierta en ese dispositivo. Al día siguiente, un mensaje llegó al celular de la mamá de T. El contenido la sorprendió y la asustó: “Te quiero y a ver cuando me prestas un bóxer jaja”. No era para ella, era para su hijo y el que le escribía era un hombre de más de 20 años. Alarmada por la situación la mujer le contó a su pareja y juntos decidieron engañarlo haciéndose pasar por el nene. Ese fue el comienzo de un caso que terminó con una cita falsa y una emboscada de la policía que accedió al aberrante contenido de los chats donde el hombre le realiza propuestas sexuales al chico y hasta le ofrece dinero a cambio de sexo. “Apenas nos llega el mensaje empezamos a buscar en las redes sociales a ver quién era. Además hablamos con T. para que nos cuente. Ahí nos enteramos de que era una persona conocida del barrio. Es alguien habitué de un gimnasio que queda a dos cuadras de nuestro departamento al cual nuestro hijo va a hacer deporte. Ahí comienza el contacto”, relata Diego, padrastro de la víctima.
El hombre en cuestión se llama Laureano Infante y tiene 23 años. En sus redes sociales se muestra vestido con ropa policial aunque no pertenece a ninguna fuerza. Ademas, en su descripción dice que trabaja como personal trainer. Con el mensaje en su poder, sin todavía hacer la denuncia en la policía, Verónica y Diego decidieron seguirle la corriente al hombre, que escribía desde la cuenta “manolete_laureano10”, y hacerse pasar por el chico con el objetivo de concretar una cita y poder atraparlo.
El primero de los mensajes, el que encendió las señales de alarma, decía “te quiero y a ver cuando me prestas un bóxer jaja, cuídate” y estaba acompañado por un corazón. Ese mensaje no obtuvo respuesta, pero ese mismo día Infante volvió a comunicarse precisamente a las 19.43. Los padres de T. esta vez sí le respondieron haciéndose pasar por el menor y comenzaron una conversación a la que tuvo acceso que se transcribe de forma textual.

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