“Las harinas hacen mal” y “comer fruta a la noche engorda”: 10 mitos y verdades de nutrición


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Muchas son las teorías que se manejan en torno de la alimentación pero pocas con respaldo científico. Años atrás, los planes nutricionales recetados por distintos profesionales se contraponían con las dietas de moda, haciendo que muchas veces las personas optaran por seguir lo que decía el artículo de la revista y no lo que un profesional matriculado indicara.
En la actualidad, el surgimiento de nuevas investigaciones desterró viejas creencias y sacó a la luz nuevas herramientas y más opciones para incorporar a la vida diaria. Pero algunos de esos mitos se mantuvieron en el tiempo, es por eso que Luisina Peláez, licenciada en Nutrición de la Universidad ISALUD, (MN 8219) enumeró un listado de mitos y verdades para tener en cuenta así como para aprender a tomar consciencia de lo que se debe comer y lo que no. Estos son:
“Si transpiro más es porque estoy bajando de peso”

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La transpiración es un mecanismo natural que pone en marcha el cuerpo para regular la temperatura corporal y eliminar toxinas. Este mecanismo depende de muchos factores, no necesariamente es sinónimo de gasto de energía y por ende descenso de peso. Existen diferentes actividades que por su intensidad y duración no generan sudor pero sí gasto calórico.
Un estudio realizado en la Universidad de New South Wales, Australia, llegó para destrozar el mito, ya que según su investigación la grasa se exhala con la respiración. La investigación, que fue publicada en el British Medical Journal, demostró que para perder 10 kilogramos de grasa se necesita realizar ejercicio suficiente como para eliminar más de 90 mil calorías. De esta manera, el proceso metabólico produce 8,4 kilos de dióxido de carbón y 1,6 de agua, que se elimina mediante la orina, las heces, la transpiración y las lágrimas, entre otros fluidos.
Engordamos cuando la cantidad y calidad de alimentos no es adecuada para nuestro requerimiento calórico ni compensado con nuestro gasto energético. No debería existir relación entre el consumo adecuado de frutas y aumento de peso, ni mucho menos por el horario en el que se consuma. Al fin y al cabo siempre va a aportar mismas calorías. Pensemos en la gente que trabaja de noche por ejemplo y tiene que adecuar su alimentación a sus horarios y rutina diaria.
Las harinas hacen mal

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En primer lugar tendríamos que hacer una distinción sobre qué tipo de harinas se consumen. Hay que destacar que el consumen de alimentos ultraprocesados con harinas refinadas (galletitas, snacks, golosinas, productos de panadería, etc) no es bueno para la salud porque nos lleva a una alimentación pobre en nutrientes, alta en calorías, en azúcares, en sal y grasas saturadas. Si en casa cocinamos con otras harinas de tipo integral, de arroz, de legumbres, de espelta, de trigo sarraceno, etc., no tienen por qué considerarse dañinas, al contrario.
“Si consumo mucha sal, subiré de peso”

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El consumo excesivo de sal es perjudicial para la salud, aumenta el riesgo de tensión arterial y enfermedades cardiovasculares. En determinadas ocasiones puede favorecer la retención de líquidos y verse reflejado en la balanza como un aumento de peso.
Cuanta más actividad aeróbica haga más bajaré de peso

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Esta idea ya ha quedado en el tiempo. Hoy en día se sabe que con entrenamientos cortos e intensos se pueden lograr mismos resultados. Hay que pensar que el ejercicio y la actividad física no tienen como único fin el descenso de peso sino beneficios que permiten mejorar la calidad de vida (mejorar el sueño y el descanso, reducir el estrés y la ansiedad, mejorar los niveles de glucosa y otras hormonas, aumentar la masa muscular, ayudar a mantener la salud de los huesos, mejorar la función cardíaca, entre otros beneficios)
El agua con limón a la mañana desprende las grasas del organismo 

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