El abuelo de la bebé asesinada en Rosario es un conocido “cocinero” de cocaína: ¿la mataron en medio de un ajuste de cuentas?

La familia asesinada en Rosario
La familia asesinada en Rosario
Rosario se volvió una ciudad sin calma. En lo que va 2020 hubo 38 asesinatos en 48 días en el departamento provincial del mismo nombre. Y detrás de esos elevados números hay historias de homicidios brutales, como el hallazgo de partes del cuerpo de una mujer en el arroyo Saladillo y el triple homicidio de una joven pareja junto a su beba de un año y medio en Empalme Graneros, un barrio de la zona noroeste, ocurrido anoche.
Florencia Corbalán y Cristopher Nahuel Albornoz, ambos de 21 años, se desplazaban en una moto Honda Tornado con su beba de un año y medio, A., cuando fueron víctimas de una gran cantidad de disparos de arma de fuego. Testimonios indicaron a la Policía policial que se oyeron tiros de “metra”, una ametralladora, la percusión de una ráfaga de balas. El vocero del Ministerio Público de la Acusación (MPA) Sebastián Carranza expresó que “todos los indicios” marcan que se utilizó una ametralladora. “Preocupa a la Fiscalía el poder de las armas de fuego usadas”, continuó Carranza.
Florencia sufrió ocho heridas de arma de fuego en el tórax; A., la beba, recibió impactos en el mentón, en el brazo izquierdo y debajo de la oreja izquierda; Cristopher fue llevado al hospital HECA con múltiples disparos y murió dos horas después.
El joven que manejaba la moto era conocido en Empalme Graneros. Era hijo de Miguel Albornoz, apodado “Caracú”, quien fue detenido en abril del año pasado por la Policía de Investigaciones (PDI) por estar sospechado de cocinar droga en la zona noroeste.
“Caracú” fue investigado por regentear al menos una cocina de droga y varios kioscos en la zona noroeste, encontrados en allanamientos hechos en Empalme Graneros, Barrio Industrial, Fisherton y Granadero Baigorria.
Cristopher y su pequeña beba
Cristopher y su pequeña beba
La hipótesis más concreta del triple crimen es la del ajuste de cuentas narco. Por las características del ataque y por testimonios como el del bisabuelo materno de A., que indicó que al menos el padre de la bebé “estaba amenazado”. Se sospecha que los disparos eran solo para Cristopher, que su mujer y su hija fueron víctimas colaterales, pero en el sicariato se maneja como “margen de error” el asesinato de personas inocentes. Ya ocurrió en un caso emblemático en Rosario, donde miembros de la banda de un narco como Rubén Ariel “Tubi” Segovia –asesinado a puñaladas en la cárcel de Coronda– mandó a matar a la testigo de un crimen que lo comprometía, pero asesinaron a la hermana “por error”.
Detrás de esa hipótesis se investiga si el feroz ataque fue realizado por una banda del barrio o si fue instigada por Ariel Máximo “Guille” Cantero. Se sospecha, en el marco de otra investigación, que el líder de Los Monos, preso en el penal federal de Marcos Paz, iba a “buscar a alguien de Empalme”. No estaba claro si era por el feroz triple crimen ocurrido anoche.
En la zona norte y noroeste de Rosario hay varias bandas que disputan el territorio. Investigadores consideran que está “muy atomizada” a diferencia de otros distritos rosarinos. A organizaciones criminales históricas como las lideradas por “Lichi” Romero, Olga “Tata” Medina, Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval –asesinado en octubre pasado– y Marcelo “Coto” Medrano –ex barrabrava de Newell’s– se sumaron otras.
Todas dirimen sus conflictos a los tiros. Y en muchos casos, estos conflictos se traducen en muerte.
También está la banda de Tania Rostro, una joven que se abrió de la organización de “Ema Pimpi” –condenado por balear la casa del ex gobernador Antonio Bonfatti–; y se infiere que también lugartenientes de Esteban Lindor Alvarado, un pesado del hampa que cayó detenido en el verano del año pasado por el crimen del prestamista Lucio Maldonado.
Sobre los restos de la mujer encontrada muerta en el arroyo, se presume que la víctima tenía alrededor de 50 años y que no era de la ciudad, ya que no hubo personas que se acercaran al Instituto Médico Legal para realizar el reconocimiento del cuerpo. Las huellas dactilares fueron enviadas al ReNaPer de la Ciudad de Buenos Aires para una posible identificación.

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